miércoles, 29 de abril de 2015

CAMINAR

Caminar
con los brazos caídos,
con las uñas devastadas de arañar el muro,
con las alas arrastrando por el asfalto,
con los pies levitando sobre el precipicio.

Vivir
con los ojos disfrazados de invidente,
con las bocas cosidas con bordados se oro
con los oídos taponados por el rugir de las balas.

Dormir
sobre tablas de madera carcomida,
clavarse las astillas en el pecho
cada vez que te alteran las pesadillas.

Soñar
con relámpagos azules
y salir a la intemperie en cueros.
Mojarse los labios con las gotas
que caen de los tejados.

Crecer
como la brizna de hierba
que asoma entre los muros,
sublevándose contra la lógica aplastante.

Sacar
la cabeza del caparazón,
respirar
y seguir caminando lento,
lento,
sobre el cercado.

Despertar
del letargo consciente del conformismo.

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