miércoles, 29 de abril de 2015

ESPELEOLOGIA

Intento adentrarme 
en las cuevas más profundas
para descifrar los surcos de tus ojos,
infértiles y desposeídos de luz.
Temo a las fieras
que se refugian en la oscuridad,
esperando que me adentre en lo profundo
para devorarme a dentelladas.
Enciendo una hoguera,
con la última cerilla que me queda,
para ahuyentar los malos augurios.
Abrigo mi piel desnuda
con las hojas secas de árboles caducos.
Camino por senderos angostos
que me llevan a ti,
tropiezo con piedras de sílex,
me impregno de fango.
Ahora temo llegar tarde
a mi incierto destino,
descubrir que ya no sientes
la taquicardia del reencuentro,
tocar el frío hielo de tus manos.
Temo el fallecimiento del amor
y ver su espíritu ascender
con unas alas nuevas.

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